Las grasas saturadas han sido demonizadas en las últimas décadas, atribuyendo a su consumo la aparición de numerosos trastornos y patologías. No es ningún secreto que en los últimos cinco años, un gran número de publicaciones en revistas importantes como American Journal of Clinical Nutrition o British Journal of Nutrition han puesto en duda esta teoría, como ya hemos visto en posts anteriores.
Al igual que ocurre con las grasas insaturadas, existen diferentes tipos de grasas saturadas, en función de su longitud, y no todas tienen el mismo efecto en el organismo:
- Ácido Butírico: es el ácido graso saturado de cadena más corta (4 carbonos). Únicamente se encuentra en la leche, con una presencia del 0.4% en la leche materna humana. Es una fuente de energía importantísima para el desarrollo del sistema digestivo y la maduración de las mucosas y algunos estudios le atribuyen efectos anticancerígenos (Hassig CA., 1997).
- Ácido Caprílico: su estructura está formada por 8 carbonos, y es considerado el principal triglicérido de cadena media. Se encuentra en cantidades pequeñas en la leche materna de los mamíferos y puede llegar a representar el 7% de la materia grasa del aceite de coco. Tiene un enorme potencial antifúngico y antiviral, siendo un nutriente espectacular para el tratamiento de infecciones por hongos y puede llegar a ser útil como antiviral en personas que padecen el VIH (Thormar H., 1994).
- Ácido Láurico: su estructura está formada por 12 carbonos y sigue siendo considerado un triglicérido de cadena media. Está presente en un 6% en la leche materna de los mamíferos, y en más del 40% en el aceite de coco. Su principal actividad es también antimicrobial y antivírica, siendo eficaz incluso contra la bacteria del Helicobacter Pilory (Sun CQ, 2003). También ha demostrado ser eficaz para la prevención de las caries y otros problemas bucales (Schuster GS, 1980).
- Ácido Mirístico: su estructura está formada por 14 carbonos. Se encuentra principalmente en la leche de los mamíferos, sus derivados grasos (mantequilla) y el aceite de coco. Su consumo se asocia con un aumento del colesterol en sangre (colesterol total, LDL y HDL), en comparación con un grupo que fue suplementado con ácido oleico (Temme EH, 1997).
- Ácido Palmítico: su estructura está formada por 16 carbonos. Forma más del 20% de la grasa de la leche de mamíferos, de la manteca de cacao y del contenido graso de las carnes más grasientas. En menor medida se encuentra en el aceite de oliva y el aceite de coco (10%). Se considera que este es el principal ácido graso saturado de la dieta y de las reservas adiposas del cuerpo y su consumo se asocia a un aumento del colesterol LDL. El exceso de hidratos de carbono de la dieta se almacena en forma de ácido palmítico.
- Ácido Esteárico: su estructura está formada por 18 carbonos. Es el principal ácido graso del cacao (forma alrededor del 30% de su contenido graso), y también en menor medida se encuentra en la leche, sus derivados, y las carnes (15%). Su consumo se asocia a un menor riesgo cardiovascular (Kelly FD., 2001) y no aumenta el colesterol LDL (Grundy SM., 1994).
- Colesterol Total/HDL: <4.
- LDL/HDL: <4.5.
- Triglicéridos/HDL: <3.5.
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